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11-01-2019
VILLANUEVA DE LA SERENA

La arqueóloga villanovense Esther Rodríguez acerca la realidad de la cultura tartésica y su influencia en la comarca

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 La arqueóloga villanovense Esther Rodriguez ha ofrecido varios datos de interés sobre la cultura tartésica en nuestro país, centrada en la zona del Guadalquivir y el Guadiana, y más concretamente sobre el túmulo de las Casas del Turuñuelo en Guareña. Ella es doctora en Arqueología y su tesis versó sobre el reflejo de Tarteso en la periferia del Guadiana.

De todo ello habló este jueves 10 en una conferencia que ofreció en La Jabonera de Villanueva de la Serena, en la que dio conocer los datos más relevantes del trabajo de más de tres años, y que se reanudará en pocas semanas, que se ha llevado a cabo en el tumulto de las Casas del Turuñuelo en Guareña. Es, explica la propia Rodríguez, el yacimiento tartésico más importante de la Península Ibérica y que ha sido portada de varias revistas mundiales especializadas en arqueología. Además, el trabajo realizado y que codirige con Sebastián Celestino, ha recibido dos premios: uno regional y otro nacional, el primero de arqueología y paleontología de la Fundación Palarq.

Según explica la arqueóloga villanovense, el pueblo Tarteso surge en el entono del Guadalquivir, expandiéndose en el siglo VI A.C., y las comarcas de La Serena y Vegas Altas, especialmente en Medellín, su necrópolis, el Turuñuelo en Guareña y Tamborrío en Villanueva; que son los núcleos destacados en la zona del Guadiana. Una cultura de la que, según Esther Rodriguez, de la que aún hoy conservamos importantes vestigios como la importancia de los enterramientos o elementos tan cotidianos como los braseros, empleados hasta hace pocos años.

Es, en definitiva, un yacimiento que está ofreciendo mucha información sobre los Tartesos, su cultura y la importancia que tuvo. El Turuñuelo, que fue un importantísimo edificio con carácter político, “es una caja de sorpresas, nos está enseñando cómo construía esta cultura. Una edificación que no se parece en nada a lo excavado hasta ahora en nuestro país”, subraya.

Una cultura que a finales del siglo V A.C. desaparece. Un hecho del que se desconocen las causas, aunque los investigadores confían en conocerlas en un futuro. Entre las teorías que se barajan, explica, es un cambio climático que puedo ser una sequía y no pudieron cultivar. Entre los trabajos previstos por el equipo de trabajo, añade, está el analizar los restos encontrados de comidas para tratar de explicar las razones por las que se fueron. 

Por lo que respecta a El Tamborrío, en el término de Villanueva, sería la capital. Está en altura y ostentaría el poder, algo que se refleja en que está rodeada de murallas, que es una forma de transmitir poder al de fuera, como señala la arqueóloga. Es la de mayor extensión y por su ubicación geográfica supone la zona de control de su área de influencia.

En cuanto a los muchos datos que han obtenido del yacimiento del Turuñuelo, en el que se trabaja desde hace tres años, Rodríguez indica que antes de abandonar la zona, la edificación albergó un gran banquete, por los restos encontrados en la excavación. Además, contiene la primera escultura de mármol, han aparecido los pies, de la cultura tartésica y conserva la policromía original. 

Muy destacado es el descubrimiento hecho en el patio de la edificación, donde tras la excavación hallaron más de 60 animales enterrados. El enterramiento, explica, está de forma teatralizada, se trata de un sacrificio del que aún no saben su significado; es lo más curioso de la edificación, destaca Rodriguez. Todos los animales, caballos, vacas, un perro y una mula están en pareja, con las cabezas enfrentadas. Destaca de entre otros una mula, animal de trabajo en el campo y que es fruto de un cruce entre un burro y una yegua. Este cruce, explica, requiere un amplio conocimiento agropecuario. 

Otra de las importantes sorpresas que se llevó el equipo de la excavación, es un esqueleto de un hombre, con 2.500 años de antigüedad y del que actualmente se estudia su esqueleto en la ciudad francesa de Tolousse. Es el primer enterramiento y no incineración, que era la práctica funeraria habitual, que consta en esta cultura.

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